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Mi relación con mis Musas

  • johannandreu
  • 23 jul
  • 2 Min. de lectura

La finalidad de este temprano blog es que conozcáis un poco más a los ilustradores y artistas en aspectos de los que pocas veces se atreven —o quieren— hablar. Y es ahora cuando quiero aprovechar para hablaros de ese momento más íntimo: cuando me voy a la cama. Tranquilos, este tema no va por donde algunos estáis pensando…

Me refiero a ese instante en que empiezo a entrar en la fase REM del sueño. Es decir, la fase previa, llamada fase 1, fase no REM o N1. Perdonad que me ponga tan científico, pero es que me fascina que esta parte del sueño sea el momento en que mi cabeza no me deja en paz y se pone a unir bloques de información visual. Y con la misma sencillez con la que me como unas galletas de una tacada, salen de mi mente las mejores ilustraciones.

Claramente veo colores, composiciones y formas de resolver imágenes que había esbozado días, o incluso meses, antes en mi cuaderno de bocetos. O, más sorprendentemente aún, ilustraciones totalmente nuevas, sin necesidad de apoyarme en la libreta. Entonces es cuando tengo que coger el móvil y escribir la idea o, al menos, hacer un rápido boceto.

Hablándolo con otros artistas —e incluso con personas que no se consideran artistas—, me dicen que sus mejores ideas también suelen llegarles en esta fase… o en lugares igual de íntimos: el baño —en la ducha o en el retrete—. Tiene sentido: estás relajado, sin las preocupaciones del día, y de manera natural alcanzas un estado de concentración sin esfuerzo.

Como veís no hay Musas que vengan sin avisar e inspiren tal y como muchas personas piensan. El truco está en identificar cuándo viene esta inspiración y analizar por qué viene y cuándo y partir de ahí, buscar el momento. Quizá por eso me gusta tanto dormir… porque, en el fondo, nunca estoy del todo dormido. Estoy creando en silencio.


ree

 
 
 

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